viernes, 24 de agosto de 2012

La vuelta (poesía) de Paula Jiménez España, próximamente por Editorial Simulcoop


















¿Qué historia cuenta La vuelta (2013, Editorial Simulcoop)?

Cuenta la historia de los años más jóvenes. Una mirada desde la adultez a esos años que siguen nutriendo el presente, afectándolo. Y no porque hayan sido traumáticas las experiencias tempranas sino porque el tipo de intensidad que tiene la juventud sirve precisamente para darle una fuerza direccional al resto de la vida, un empujón potente que te orienta hacia determinado lado y del que no te podés - ni debés - desentender nunca. Sos quien fuiste y a su vez quien ya no sos. De eso se trata La vuelta. Si yo no fuera aún quien fui ni siquiera me preocuparía por revisar mi pasado, si lo reviso es porque ahí hay algo que todavía me explica, me justifica, me hace comprenderme en la actualidad.

Entonces La vuelta es un viaje al pasado en vez de un viaje a lo desconocido. ¿Volver es posible más allá del concepto?

Creo que lo digo en el último poema: es una vuelta sobre los pasos propios. Ese es el único concepto. Echar la mirada hacia atrás y ver el viaje que se hizo, que se sigue haciendo. Y no hay imposibilidad en eso, todo lo contrario, lo único que hay es posibilidad. La idea de imposibilidad en verdad viene de la aspiración a un ideal inalcanzable, imposible, algo con lo cual nos medimos y salimos perdiendo, claro. En cambio la posibilidad es la libertad. Y la libertad solo es posible si conocemos nuestros límites. Desde ese lugar escribí estos poemas. Desde el sentimiento de que algo en mí maduró y reviso todo el camino hasta llegar a este momento.

¿Tiene algún significado especial poder lanzar tu obra en el lugar en que creciste?

Sí, muchísimo significado. No te voy a decir cuál porque es una cosa íntima. Pero sí te voy a decir que me parece cosa de mandinga que el libro se esté lanzando en el mismo lugar donde transité mi juventud, que no es capital, donde siempre sucede todo. Es El Palomar, es Caseros, es el lugar del que me tuve que ir para poder olvidar y sentir que empezaba de nuevo.

¿Esto marca alguna diferencia respecto a tus anteriores obras?

Sí, claro. Creo que el destino se encargó de que en lo fáctico yo diera una vuelta también con mi propia escritura y me dedicara a escribir sobre algo que yo creía que había quedado en el tiempo; con un lenguaje simple más cercano a La casa en la avenida, mi segundo libro - que habla también de mi infancia y mi juventud- que a Espacios naturales, el último. Una vuelta completita. En ese sentido es un punto de inflexión de mi obra. El destino me conectó con un grupo de jóvenes artistas que me ayudan a dar esa vuelta sobre mis propios pasos y a cerrar un ciclo, ¿no es maravilloso? Era una vuelta que por mí misma no hubiera podido dar. ¿Y ven? Es otra vez la juventud la que da ese empujón decisivo en mi vida. Estoy muy agradecida. En la juventud y en la creatividad las cosas se hacen con el corazón.


Paula Jiménez es periodista, escritora y psicóloga. En poesía publicó “Ser feliz en Baltimore” (Nusud 2001), “Formas”, libro y cd (Terraza 2002), “La casa en la avenida” (Terraza 2004), con el que obtuvo en 2003 una mención del Fondo Nacional de las Artes, “La mala vida” (Bajo la luna, 2007), la plaqueta “Los pájaros” (Color pastel, 2007) , “Ni jota” (Abeja Reina, 2008) y “Espacios naturales” (Bajo la luna, 2009), por el que recibió el Primer Pemio del Fondo Nacional de las Artes en 2008. En 2007 obtuvo una mención del Fondo Nacional de las Artes, esta vez por “Sosiego”, libro de poemas aún inédito. En 2006 recibió el Primer Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero y el Hernández de Plata en categoría Poesía y en 2008 el Segundo Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero. Sus cuentos “Aventuras de Eva en el planeta” (2005) y “La calle de las alegrías” (2006) fueron editados en Barcelona (Serena Ediciones). Por “Mariquita Sánchez” recibió en 2007 el 2º Premio de relato corto LGBT de Hegoak (País Vasco). Integró el consejo editorial de las editoriales “Nusud” y “Abeja reina”. Textos suyos integran diversas antologías argentinas, españolas e hispanoamericanas, entre ellos Animales distintos (España, México y Argentina, 2008) y Voces para Lilith (Estruendomudo, 2012).  Como crítica literaria escribió para las revistas “Hablar de poesía” (Argentina) y “La estafeta del viento” (España). Colabora con el suplemento “SOY” de Página/12. Coordina talleres de escritura desde 2001.

jueves, 23 de agosto de 2012

"Ni si quiera tenemos una mesa"

Preguntas y respuestas sobre Editorial Simulcoop en Revista Tónica http://revistatonica.com/ni-siquiera-tenemos-una-mesa/



Rodrigo Arreyes nació el 31 de mayo de 1985 en San Martín, Provincia de Buenos Aires. Es traductor y estudia Letras en la UBA. Manifestación de todo lo visible es la primera publicación de la Cooperativa Editorial Simulcoop, en la que también colabora. Desde hace unos años administra el blog fideosconmanteca.blogspot.com.

¿Cuándo y con qué objetivo nace la editorial Simulcoop? 
La editorial surge en 2011 con el objetivo de formar una cooperativa y publicar prosa y poesía. Nos interesa convocar personalmente a artistas de la periferia y no sólo a través de mails o redes sociales, sino de manera directa. Creemos en la sociabilización, en salir a la calle y difundir nuestros sueños.
¿En qué se diferencian de otras editoriales independientes? 
En que sólo publicamos un libro. Somos un misterio.
¿Cuántos son y cómo trabajan? 
La editorial es una cooperativa y trabajamos de modo artesanal. No tenemos máquinas, ni capitales. Ni siquiera tenemos una mesa. Empezamos siendo siete, pero ahora, luego de la primera presentación, nos prometimos llegar a ser diez integrantes y armar un taller de encuadernación en la Biblioteca de Ciudad Jardín. Al principio nos reuníamos en la casa de Evangelina Lennarduzzi, en El Palomar (Morón), pero ahora nos mudamos a Loma Hermosa (Tres de Febrero), donde laburamos y estamos acordando los pasos a seguir.
¿Qué géneros piensan abordar?
Poesía, novela y cuento.
¿Creen que la editorial es un negocio? 
Hay distintas visiones en el grupo, pero la mayoría de nosotros espera que en un futuro cercano la editorial pueda generar trabajo para todo el grupo. Por ahora no perdemos dinero.
¿Por qué auto publicarse? 
Mi obra es un experimento de la editorial. Para mí fue un riesgo, una apuesta al grupo y la posibilidad de hacerlo por un camino más simple.
¿Cuál será el próximo título de Simulcoop? 
La vuelta de Paula Jiménez y La mecánica de los días de Melisa Papillo, que ya están en marcha. Son dos libros de poesía hermosos, con ilustraciones a cargo de Ana Barbieri y Romina Desgasperi.
¿Dónde pueden conseguirse los libros?
En las presentaciones/lecturas que organizamos. Por correo, escribiendo a editorialsimulcoop@gmail.com (el precio no incluye costo de envío). En Librería Mi Casa y enRaíces y Cultura Libros; próximamente, también en Librería Morgana de Caseros

martes, 21 de agosto de 2012

¿Cómo consigo los libros de Editorial Simulcoop?


Seguimos tomándonos colectivos y trenes para estar más cerca de nuestros lectores. Miramos por la ventanilla, descargamos la SUBE, pedimos permiso para pasar y charlamos con el de al lado, pero sobre todo en cada viaje seguimos atesorando el sentimiento magnífico de la vida: así robamos nuestro ladrillo. 

No obstante, en Editorial Simulcoop sabemos que es muy difícil espiritualizar la distribución de nuestros libros a corto plazo, mucho menos si tratamos de hacerlo solos. Joya, sabé vos que nuestros libros pueden durar más de 300 años, eso está probado, y que por ahora podés encontrarlos de la siguiente manera:

1- En las presentaciones/lecturas que organizamos.
2- Por correo, escribiendo a: editorialsimulcoop@gmail.com (el precio no incluye costo de envío).
3- En Librería Mi Casa http://www.facebook.com/libreria.micasa
4- En Raíces y Cultura Libros http://www.facebook.com/raicesyculturalibros

Pronto: Librería Morgana (Caseros)

¡Hablamos!

Reseña en Revista Tónica















Reseña de Leticia Martín sobre Manifestación de todo lo visible (Editorial Simulcoop 2012) en Revista Tónica.


ARAÑA BRASILEÑA

Por Leticia Martin // leticiamartinelem@gmail.com
Manifestación de todo lo visible, de Rodrigo Arreyes.
Editorial Simulcoop. 64 páginas. $70.

La novela corta Manifestación de todo lo visible, presentada en sociedad hace poco más de un mes, cuenta la historia de un chico que deja su casa en Villa Bosch para regresar a Brasil, donde lo criaron sus abuelos. Allí se reencuentra, entre otras cosas, con ciertas costumbres olvidadas, aprende a disparar e incursiona en la práctica del espiritismo que le enseña su abuela.
La novela está dirigida a un público joven, interesado en la experimentación con el lenguaje y en ver representada su jerga o ciertos hábitos y prácticas en un texto narrativo. Más allá de la clara influencia de sus propias experiencias de vida, como haber vivido en Brasil, o haber desarrollado oficios manuales como el de gomero, se percibe en la narración de Arreyes una observación no convencional de la realidad, que se traduce en unas combinaciones poco frecuentes y unas relaciones entre sustantivos y adjetivos que vuelven novedoso al texto. “Sé que el tiempo pasa y las frases lo boxean”, “Su hermano murió de tren”, “Esa familia vino al mundo sin culo”. También hay ciertas comparaciones muy visuales que enriquecen la narración: “Preocupaciones con la consistencia del telgopor”, por ejemplo, o “desaparecieron del barrio como en el invierno desaparecen las heladerías”.
Hay algo en esos párrafos enrarecidos que recuerda la construcción narrativa de Clarice Lispector, escritora ucraniana que residió en Brasil hasta su muerte, así como de la poesía brasileña y la propia necesidad de decir corrido, ampliando los márgenes del lenguaje. La inventiva en la frase, la búsqueda de la forma nueva y el desparpajo para con las normas lingüísticas que, si bien de modo formal parecieran no colaborar con la escritura, en el plano del contenido son muy ricas. Las metáforas, las comparaciones, las observaciones extrañas y las fotos que hay en varias líneas de la novela son, sin lugar a dudas, lo mejor de este trabajo que destruye la pereza del lector acostumbrado a la prosa llana y prolija, exigiéndole más trabajo.
En ese mismo punto estaría los límites de la novela; poner a prueba la actividad receptiva de los lectores puede generar a la vez cierto distanciamiento. En el caso particular de Arreyes, su forma de narrar logra capturar al lector y tenerlo entretenido en los juegos interpretativos del lenguaje que genera. “Yo quisiera ser de viejo una persona con muchas frases, vivir como una araña en la cima de una pared, tirando frases para atrapar al que pasa por debajo”.

viernes, 17 de agosto de 2012

Un polaco por el litoral



Lunes

Después de mucho tiempo y con gran somnolencia navegué de vuelta, de norte a sur… y ayer a las ocho de la noche pasé del barco a una lancha que me condujo al puerto de Goya, pueblo pequeño, tres mil habitantes, en la provincia de Corrientes.
Uno de esos nombres que a veces, al verlos en el mapa, excitan nuestra curiosidad. ¿Por qué? Por no ser interesante, porque nadie viaja a ellos…¿Goya? ¿Qué puede ser eso? El dedo cae en un nombre: una aldea en Islandia, un pueblito argentino… y nos tienta el deseo de ir a conocerlos.

Miércoles

Goya, pueblito llano.
Un perro, un bodeguero en el umbral de una tienda. Un camión rojo. Sin comentarios. Incapacidad de glosarlos. Las cosas aquí son como son.

Jueves

La casa donde vivo es amplia. Es una antigua y digna residencia de un estanciero de la región (porque estos estancieros tienen por lo general dos casas: una en la estancia, otra en Goya). Un jardín lleno de cactus mastodónticos.
Aquí me tienen. ¿Por qué aquí? Si alguien me hubiese dicho hace años en Maloszyce que yo iba a estar en Goya! .. Por la misma razón que estoy en Goya podría estar en cualquier parte. Todos los lugares del mundo comienzan a pesarme, a hastiarme reclamando mi estadía en ellos.
Paseo por la plaza Sarmiento en un anochecer azul. Extranjero exótico para ellos. Y al fin, a través de ellos me vuelvo ajeno a mi mismo: me estoy haciendo a mí mismo visitar Goya, como si fuera una persona desconocida la detengo en la esquina, la siento en una silla en el café, la hago cambiar palabras sin importancia con un interlocutor casual y escucho mi voz.

Fragmento de Diario argentino,  Vitold Gombrowicz